jueves, 15 de septiembre de 2016

Una sociedad de rostros borrosos




Mucho se ha hablado y debatido acerca de la nueva generación de la información y la tecnología. En general, pudiéramos decir que el mundo está dividido entre el creciente temor hacia el futuro, y las ansias de presenciar lo que este depare para dicha generación. Las computadoras, el internet, los teléfonos inteligentes han logrado mantener a la humanidad en un estado de expectativa, sin embargo, un factor que pocos ven es el efecto negativo de todo esto en el comportamiento humano: nos hemos convertido en una sociedad sin mirada ni rostro. 

Lo digital ha separado al hombre de lo real, haciéndonos olvidarnos del otro, y creándonos una realidad absurda y narcisista en la que nosotros mismos somos el centro de atracción. Creemos que la conectividad representa comunicación, sin embargo, la parte verbal de la comunicación es muy escasa. Una gran variedad de gestos y expresiones de la cara son de vital importancia. Es por esto que el espectro de función comunicativa de los aparatos tecnológicos no es mas que eso, un espectro. Así lo presenta Byung-Chul Han en su obra El Enjambre, donde dice que "El smartphone es un aparato digital que trabaja con un input-output pobre en complejidad. Borra toda forma de negatividad. Con ello se olvida de pensar de una manera compleja. Y deja atrofiar formas de conducta que exigen una amplitud temporal o una amplitud de mirada. Fomenta la visión a corto plazo. Fomenta el corto plazo y la mirada de corto alcance, y ofusca la de larga duración y lo lento."

Hoy en día no es posible apreciar el rostro, su profundidad y las emociones reflejadas en los ojos. Estamos acostumbrados a vernos los unos a los otros a través de una pantalla, las personas mostrando solo la parte que les conviene, pero no nos vemos realmente. 

3 comentarios:

  1. Sin embargo, necesitamos la eficiencia, sin esos avances tecnológicos estaríamos sumergidos en la precariedad, a final de cuentas nunca lograremos que todo este bien, de modo que lo mas inteligente es optar por lo menos negativo e, indudablemente, lo menos negativo es el hoy.

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  3. Indudablemente, pero la eficiencia no sustituye el factor humano. A mi modo de ver las cosas, la humanidad debe ser capaz de mantener un balance entre la optimización de la tecnología y el caracter afectivo y comunicativo que nos diferencian de las máquinas. Si no es así, la sociedad no está preparada para el avance tecnológico.

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