En la mayoría de las sociedades occidentales y sociedades desarrolladas, los grupos de adolescentes crean sus propias culturas. Las culturas juveniles surgieron en el mundo occidental en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Sin las responsabilidades de la etapa adulta y con una mayor capacidad adquisitiva, pronto surgió un mercado centrado en los jóvenes. Aparecieron nuevos productos especialmente dirigidos a ellos (discos, películas, la ropa deportiva o juvenil) que tenían tiempo y dinero para consumirlos. A partir de estas condiciones materiales los propios jóvenes terminaron creando sus propios estilos de vida, sus propias culturas.
Se han hecho algunas investigaciones de carácter etnográfico y basadas en la metodología de la observación que han servido para describir los símbolos, el lenguaje, los valores y otros aspectos de la cultura de estos grupos juveniles. El estilo y apariencia externa de estos grupos juega un papel muy importante, y muchas veces sirve para parodiar la cultura consumista de la que ellos mismos son parte.
Algunos sociólogas han sugerido que estas culturas juveniles son modos de lidiar con los problemas que generan, por un lado, las demandas generales de la sociedad, y por otro lado, los valores, cultura o estilos de vida de los padres.
Las culturas juveniles cruzan las fronteras; en parte debido al lenguaje común de la música pop, a la televisión por cable y por satélite, etc., los jóvenes imitan otros estilos culturales, pero lo hacen siempre de un modo un tanto particular, adoptando rasgos culturales de procedencia diversa, de lo que resulta una mezcla de valores, moda, preferencias musicales, de consumo, etcétera.
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